viernes, 1 de agosto de 2025

ESPEJO MÁGICO

 ESPEJO MÁGICO:


“¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros… ” Juan 5:44


Tradicionalmente se afirma que, el pecado original del diablo fue “el Orgullo”, que, al autopercibirse como una criatura de inteligencia y poder, se sobreestimó en sus capacidades, perdiendo la objetividad, lo cual, le hizo suponer realmente, que podía adversar a Dios, y triunfar en el intento. 


Pero, si profundizamos un poco, sin desmerecer del todo, este enfoque, más que “Orgullo”, la raíz del asunto fue LA ENVIDIA. En la tentación de Cristo, vemos que su deseo más profundo es ser adorado como es adorado Dios. El pecado de Orgullo, que se instrumentaliza, por medio de la ostentación, la manipulación, etc, es imposible sin la existencia de actores, de otros, sobre los cuales se ejerza este. De hecho, esta realidad, aplica a la consideración general de la idea abstracta misma de lo que es El Bien y El Mal; la Moral es un Medidor de la Veracidad, de la Naturaleza de las Motivaciones en LAS RELACIONES. Un hipotético ente aislado, no puede ser ni justo ni injusto, porque no hay un otro, sobre cuya acción, podamos medir, parametrizar la corrección de la interacción.


Igual podemos decir de LA CODICIA, para desear poseer algo, anhelarlo, ambicionarlo, debe, en primer lugar existir, y, también, tiene que haber un contexto, un marco, escenario, en el que, el poseer eso, significa una facilidad, una ventaja, un estatus. Así que, estos tres pecados: ENVIDIA,ORGULLO, CODICIA, van juntos y trabajan de la mano. Resta considerar que, el Orgullo y la Codicia, se integran para provocar, el EGOÍSMO, debido a que, al considerarnos más importantes y merecedores que otros, y, al querer ejercer control, dominio sobre las circunstancias (ser como Dios), amasamos, acumulamos, nos ensimismamos y nos es imposible ver al otro, valorarlo como igual, y compartir con el. De ahí las grandes sentencias que nos dejó Cristo, en las síntesis bien conocidas, como: la Regla de Oro, el Mandamiento Nuevo, y el Segundo Mandamiento. Estos tres caminos, bastan para definir todo el Bien y el Mal universal, y para reglamentar toda la conducta humana, el resto de la Escritura, es Teología, Cristología, Soteriología y Escatología.


Las dificultades de la manutención, hasta hace poco, no más de 200 años, sumia a la mayoría de los seres humanos, en tal nivel de complejidades y esfuerzo, que, mantener a raya una autopercepción hipertrofiada, no era tarea tan compleja para Dios, por medio de las contingencias naturales e históricas. Tras la revolución industrial, y la  masificación exponencial y sostenida de participación de masas humanas en los avances de la tecnología, así como, en las comodidades asociadas al acceso a diversos servicios, fue engrosando el velo de la ilusión que encubre o atenúa la conciencia constante de la fragilidad e impermanencia de la experiencia terrenal humana. Este es justo el escenario al que el diablo siempre nos quiso llevar, y en el que siempre ha, más o menos movilizado las almas de los poderosos del mundo, de los políticos, reyes, empresarios, cortes, aristócratas, burgueses, militares, todo el que fue algo en el pandemonium de la falsa creación humana; pero, menos, a la verdadera masa de los desposeídos y oprimidos de la historia, a los que siempre fue demasiado difícil, en medio de sus vicisitudes, hacerles sentir o creer, que eran algo distinto a: simples mortales.


Algunos autores contemporáneos han detectado una conexión interesante entre los llamados “Tiempos de Enoc” o, el mundo antediluviano, y la era presente. En la narrativa ampliada del Libro Enoc 1, que trabaja sobre el relato de la “Caída de los Egregores” o “2da Caída”, narrada en Génesis 6, que dio paso a la generación del Mundo de los Gigantes o Nefilims. Las “revelaciones” entregadas por estos Caídos a los hombres, se concentran en 3 líneas: Metalurgia-Industria Armamentística, Cosmética-Glamour, Hechicería. Y no pocas “teorías de la conspiración” un poco más, un poco menos soportadas, vinculan lo que nos ha acontecido en estos últimos 200 años, en materia de manipulación de energía, de uso de la materia sutil terrestre (espectro electromagnético), medio para todas las maravillas que todos conocemos y a las cuales accedemos cotidianamente; a ciertos contactos y ciertas transferencias de información, de entidades de otros planos y otro orden.


La primera mitad del siglo XX, periodo en que la tierra se vio sumida en un auténtico baño de sangre, tal que, objetivamente, lo debemos considerar la cabalgata de los 4 Jinetes del Apocalipsis: Guerras Mundiales y regionales, revoluciones, pandemias, holocaustos, no vamos a enumerar para probar el punto, les dejamos esa tarea, que es simple, un mapeo de cultura general. Sin embargo, a pesar de lo significativos que pudieron ser los avances hasta estas fechas, la explosion de tecnologias exoticas a partir de la relativa estabilización humana para el periodo de la segunda mitad del siglo XX, nos permite clasificar estos dos medios siglos, como dos ciclos distintos, regidos por dos espíritus o paradigmas dominantes diferentes.


Los que se aventuraron a investigar un poco el funcionamiento de la creación, y los canales sutiles de intercambio de impresiones entre las criaturas, ya conocían ciertos mecanismos a través de los cuales, los demonios pueden intimar, inspirar en la imaginación de los humanos, deseos, anclados a vicios, en los potenciales del alma, para acelerar la concreción del pecado. La invención, o, podríamos mejor llamarlo, el descubrimiento del cine, podría ser interpretado como una materialización de estos mecanismos.

Pero, fue el televisor, quien en realidad, colocó en las manos de las fuerzas demoníacas, la herramienta perfecta para actuar de forma directa Y CONTINUA, sobre el intelecto humano, a partir de los sentidos externos. Es un cine gratuito y permanente asignado como tutor en cada hogar. Aunque parezca una simplificación un poco burda, el porcentaje de contenido neutro proyectado por este medio, durante la segunda mitad del siglo XX, hasta la revolución de internet, es despreciable, en comparación a la avalancha de contenido deformante, que ha dominado lo que se convino en  llamar: “industria del entretenimiento”, que es en lo que nos vamos a enfocar.


Cómo definimos, para estimular la envidia, en la cantidad y efecto que se buscaba, como un sistema de estandarización, era necesario la impresión constante y chocante de paradigmas aspiraciones, de metas, objetos o modelos de deseo, de imitación, de ambición; era necesario generar EL COMPLEJO. Y fue asi como esta “cultura” creó EL ÍDOLO, el representante, la visión, de lo que el hombre podía o debía llegar a ser, en belleza, fuerza, riqueza, poder, bienestar, libertad, elegancia, salud, presencia, el hombre-mujer “dios” en formación. Los códigos correspondientes delatan el trasfondo: Diva, Goat, Estrella, Influencer, Idolo, Crack, Modelo, Icono, etc. Estos dioses hombre-mujeres arquetipos de programación de aspiraciones, son implantados en el inconsciente colectivo, seleccionados del mundo de la actuación, del marketing, de los deportes, de los éxitos empresariales, de la música. Desde la infancia, son los personajes mitológicos de las epopeyas de animación, para luego, en la cultura adolecente, que se prolonga toda la vida útil del humano, son reemplazados por personas de carne y hueso, que son presentadas envueltas en un espejismo de “VIDAS PERFECTAS”, o, por lo menos, vidas muy intensas, muy interesantes.


Aunque ya, con la implementación de estos recursos, se logró encerrar a buena parte de la humanidad, en un esquema de imitación; no fue sino hasta los comienzos de lo que hoy llamamos: “REDES SOCIALES”, digamos, los 2010s en adelante, con ensayos como myspace, facebook; que se le proporciono, progresivamente, a cada individuo, la oportunidad de cumplir el ideal, la fantasía, de tener su propia plataforma, de ser el propio manejador y productor de la película, la serie, el reality show, de la cual él es el protagonista. Así, cada uno, pudo ir sintiendo un poco de lo deben sentir las “personas importantes” del mundo (ser envidiado y deseado, incluso por desconocidos). Instagram, TikTok y los “estados” de whatsapp , son el colmo, el plus, de esta dinámica. 


La disfuncionalidad como personas, la disminución en la CAPACIDAD PARA AMAR, que arrastra inevitablemente la auto-contemplación excesiva, ha derivado en una suerte de “epidemia”, que amenaza con transformarse en una patología colectiva. El boom de “terapeutas” que analizan los detalles sobre los inconvenientes generados a partir de la, cada vez más frecuente, probabilidad de encontrarse sumergido en dinámicas de manipulación, por personas que han integrado en sí, estos elementos en una forma importante en su sistema de funcionamiento, no solo en lo que, a relaciones “sentimentales” respecta, sino, incluso, familiares, laborales, etc; revela, la envergadura de la eficacia de la agenda deformante ejecutada. El problema en el diagnóstico sobre esta situación, radica en que, generalmente, partiendo de una cosmovisión puramente humanista, clínica, se interpreta el fenómeno, como algo puramente psicológico-social, sin lograr profundizar en las causas espirituales a él asociadas.


El signo característico de la última generación del mundo, es, en efecto, este, porque es en este NARCISISMO, o “narcisización colectiva” en la que el diablo ha transferido y realizado su naturaleza a cada persona. Podríamos decir, es la forma en la que ha grabado su NOMBRE en nosotros (la marca que es el NÚMERO DE SU NOMBRE). la Escritura nos revela que DIOS ES AMOR, de donde podemos calcular que, el enemigo de Dios, lo opuesto a Él, es EL AMOR PROPIO, porque el Amor: “...  es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, NO BUSCA LO SUYO, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” 1ra Corintios 13: 4-7.


Por el contrario, sobre el “amor propio” se nos advierte: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.  Porque habrá hombres AMADORES DE SÍ MISMOS, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,  sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,  traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,  que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” 2da Timoteo 3:1-5.


En el mito de Narciso, este queda enamorado de sí mismo, luego de haberse burlado de Eco, quien lo amaba a él. En sentido amplio de interpretación, el narcisismo se forma de la auto-contemplación excesiva, del ensimismamiento, y del menosprecio de la belleza del amor, de la incapacidad de sentir admiración en la belleza ajena (belleza en sentido real, obviamente). Sin embargo, notemos que narciso no se evaluaba a sí mismo de forma objetiva, lo que él veía, era una PROYECCIÓN, que es, justo lo que estamos haciendo en este momento es estos ESPEJOS MÁGICOS, que son, los teléfonos inteligentes.


Los Ídolos que forman la Imagen ambicionada, no son objetos de amor, sino de envidia, son para los individuos, a la vez, metas y enemigos, se les venera, a la vez que se les desprecia, ya que, desde la perspectiva de la banalidad, nos aventajan, tienen lo que nosotros quisiéramos tener, y no tenemos, así que, en el fondo, revelan la “injusticia”, la “in-equidad=INIQUIDAD” en la repartición de los beneficios y ventajas. Esta paradoja se evidencia en lo implacable que es el gran público frente a la caída circunstancial de sus “Estrellas”, y el gran mercado que tiene: “el chisme de farandula”. La regularidad del chisme es otro síntoma de la descomposición social producto de la competitividad, todos batallamos unos con otros, por quien es más próximo a ese espejismo del “superhombre”.


Las personas acaban quedando atrapadas en la imagen que fabrican, perdiendo su identidad real, muriendo es este espejo, creyendo la historia que cuentan. Hasta hace poco esta conducta era denominada en algunos espacios: MITO-MANÍA, hoy, podemos hablar de una mitomanía colectiva, como de un narcisismo colectivo.


Los elementos de esta reflexión guardan una importante analogía con los procesos cosmogónicos de nuestra Caída. la “creación universal” fue prestada, precisamente, como un Espejo, de nuestro SUEÑO.  Es justo, su naturaleza IRREAL, la que le permite a Dios, juzgar las obras muertas, sin permitirles SER cabalmente. El nacimiento mortal, lo podemos tomar por una 1ra Muerte, en la que quedamos sumergidos, atrapados en un espacio de imágenes asociadas a nuestros deseos. La adaptación a los aspectos groseros, de la propuesta existencial, refuerzan doblemente la afectación , a la pérdida del contacto con la Realidad del Mundo Divino, del Despertar, de la Lucidez. Osea, el crecimiento adaptativo lo podemos entender como una MUERTE SEGUNDA.


En hebreo, la palabra ESPEJO es: מַרְאָה , MARAH, que “coincidentemente” es el nombre del Diablo en la Mitología Védica. Es, de nosotros mismos, de nuestra auto percepción, el culto a nuestra propia imagen, de lo que tenemos que ser primeramente liberados, porque es ahí donde está la raíz del problema, y es donde la Condenación tiene su ancla en nosotros: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;  no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.  Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,  el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,  sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;  y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 2:3-8.





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