Veamos primeramente como nos lo explica la escuela Jabad Hashidim (judaísmo cabalístico) mediante el concepto que ellos llaman: TZIMTZUM (Contracción u ocultamiento de la Luz Infinita –Or Ein Sof- de Dios): “Desde nuestra perspectiva, sin embargo, Su luz parece desaparecer. Esto es necesario por el acto mismo de la creación, la concesión del libre albedrío al hombre y la consumación del máximo deseo de Di-s, "revelarSe aquí abajo"…En jasidut se explica que el acto Divino del tzimtzum, la manifestación del atributo Divino de guevurá ("poder" o din, "juicio severo"), el ocultamiento de la omnipresencia absoluta de Di-s es en definitiva en aras de su revelación.” http://www.dimensiones.org/canales/basicos/2%20intro%20avanz/73%20tzimt1.htm ;
Ampliando un poco: Dios, estando Solo, y previendo (o deseando) la aparición de criaturas con libertad, llenándolo todo, ha requerido plegarse en sí mismo, generar un espacio para ser, un vacío, la matriz de la creación (entendiendo por creación, no solo lo material). Este plegarse en sí mismo, ha generado la idea de SANTIDAD (Coordenada Positiva), ósea, ha quedado SEPARADO (por lo que dice la cita de arriba que fue en sí, esencialmente un acto de Juicio); y a partir de ahí, ha formado un sistema de coordenadas espirituales, un marco referencial, que vemos funcionar como una de las ideas base intrínsecas a toda religión y camino espiritual progresista, es una de las ideas trascendentales fundamentales en el pensamiento espiritual humano histórico, de lazo común universal. Hay un arriba y un abajo, un alejarse y un acercarse, un subir y un bajar, un caer y un volver, un permanecer y un irse, un estar en, o dentro, y un estar fuera.
Este sistema de coordenadas nos es explicado de forma muy hermosa en la escuela de Cábala Lurianica Halel; veamos que nos indica: “Respecto a Sí misma, la Realidad es Una, sin que se operen cambios en la Esencia, tal cual dice el versículo "Yo HaShem no cambié". La realidad «es» independiente de la forma en que es percibida; los cambios son experimentados por el que percibe. Como ya vimos en el "el tiempo y el espacio", la conciencia temporal-espacial de la realidad es una forma de percepción que surge con el hombre. Por ello, cuando nos referimos a la realidad espiritual y aún más, a la Esencia de toda la realidad -Atzmutó- no corresponde discernir en términos temporales y espaciales, tal como la mente simple los aprehende (ver items 29, 30 y 31). Ni siquiera las denominaciones más sutiles pueden definir los mundos espirituales en sí mismos, pues «Allí» no poseemos percepción alguna, dado que la dualidad conocedor-conocido carece de existencia. «Allí» no sólo se conoce, «Allí» se Es.”… El Uno sin segundo, el Kadósh Barúj Hú: Ein Sof es Quien propone el objetivo: la unificación de toda la realidad, ya que El es Uno y sólo quién posee la cualidad de Uno puede unir lo que parece opuesto. La diversidad es producto de nuestra conciencia egoísta que debemos unificar a través de la fuerza del Uno: el Amor. En hebreo Uno-Ejad y Amor-Ahava poseen el mismo valor numérico. El Amor Unifica, ya que amar es el desafío en realizar actos altruistas: mitzvot.”
http://www.halel.org/contenido.asp?idcontenido=238 ; http://www.halel.org/contenido.asp?idcontenido=143
El tema aquí planteado nos eleva incluso a la comprensión de que antes y después, tampoco es aplicable al análisis profundo del misterio de la creación, ya que en la literatura sagrada antes y después, nos habla igualmente de un marco referencial Principios (Causa)-Efectos (consecuencias), nos habla de planos, mundos, formas de ver la realidad y su ordenación.
Notemos que en el Génesis, Dios llama buena a la Luz, y que la separo de las tinieblas, pero Dios jamás llama buena a las tinieblas, es decir; que Dios permite que exista algo que él no considera bueno. El Génesis como principio de la comprensión espiritual, nos plantea este tema de entrada. Aunque Dios es UNO en sí mismo, el drama de la creación se bate en medio de una dualidad, en la que Dios solo está reflejado por una de las dos opciones, la otra le es contraria “Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas” Génesis 1:3-4.
Este es el contexto en que se introduce la literatura del apóstol Juan, desde el mismísimo comienzo de su evangelio: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz en las tinieblas resplandece; más las tinieblas no la comprendieron.” Juan 1:4-5; “Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene á la luz, porque sus obras no sean redargüidas. Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios.” Juan 3:19-21…es decir que se puede obrar EN DIOS y FUERA DE DIOS, que entendemos: al hacer las obras de la Luz, que más adelante comprenderemos que están íntimamente ligadas al principio del AMOR como leímos arriba con la correspondencia gematrica de UNO (EJAD)=AHAVA (AMOR) ; es decir obras tendentes a la unidad, y a la unificación EN DIOS. Y podemos obrar fuera de Dios, alejándonos, hacia y en LAS TINIEBLAS; contrario al AMOR, según del principio de SEPARACION, DISGREGACION, viendo al otro como distinto, opuesto, separado de mí, marchando en otra dirección que la mía, divergente, que la final es disolución y odio.
Esta coordenada negativa nos la explica más detalladamente en otro segmento, indicando, y así respondemos la pregunta de inicio, SI HAY COSAS QUE NO VIENEN DE DIOS NI ESTAN EN DIOS, y cuando nos unimos a ellas, quedamos fuera de Dios: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:15-17.
“Por otra parte, os escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en El y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya está alumbrando. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.” 1 Juan 2:8-11; “Y vosotros sabéis que Él se manifestó a fin de quitar los pecados, y en El no hay pecado. Todo el que permanece en El, no peca; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido. Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, así como Él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros; no como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos, no os maravilléis si el mundo os odia. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. Todo el que aborrece a su hermano es homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto conocemos el amor: en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él? Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene; porque Dios es mayor que nuestro corazón y sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos delante de Dios; y todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como Él nos ha mandado. El que guarda sus mandamientos permanece en El y Dios en él. Y en esto sabemos que El permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.” 1 Juan 3:5-28. El contexto habla por sí mismo, para permanecer en El hay que guardar su mandamiento, y este mandamiento está centrado en amar, hay una implicación practica de realidad en este “amar”; ya que se nos dice que no lo hagamos de palabra. El que ama está en VIDA, el que no ama está en MUERTE, osa, está en TINIEBLAS, y no está EN DIOS, esta fuera, no está en esa palabra de la creación cuando Dios dice: Y VIO DIOS QUE LA LUZ ERA BUENA; “Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas” y aquí volvemos al comienzo del tema; al estar fuera de Dios, se ha alejado lo suficiente de Él, que es la Luz en la que las cosas tienden a SER UNO, se ha sumergido en esa distancia, ese espacio Juicio dejado por Dios fuera de Sí Mismo (Tzimtzum), en esa contracción inicial, que es la COORDENADA NEGATIVA ósea, ha decidido estar fuera de Dios.
En este contexto vemos que la caída del hombre, es una inmersión en un espacio-tiempo, en una consecuencia (efecto) en la cual puedes o alejarte o acercarte, o unirte o dividirte, o ascender hacia la integración, o descender hacia la disgregación. Vemos como el trasfondo electivo priva desde el principio, el libre albedrio es un principio mismo de la creación, y de los más elevados. Dios propone a Adam dos opciones: Árbol de la Vida vs Árbol del Conocimiento del BIEN Y DEL MAL. Es decir, la opción de poder operar con libertad dentro de la NATURALEZA DIVINA, o ser probado mediante dos opciones. El (nosotros) escoge la opción de SER PROBADOS; prevalece el libre albedrio; ahora tiene que batirse entre dos nuevas opciones: Bien y Mal, Luz y Oscuridad; conocerlos, probar sus frutos, y aprender por experiencia directa, mediante consecuencias y efectos, el porqué de las cosas, y la razón lógica (divina) del mandamiento.
Vemos, también, la necesidad de la operación sacrificial del Reparador (Rectificador-Salvador), como la expresión suprema del vaciado de sí mismo, de la negación del egoísmo, de dar la vida y compartirla, para hacerse UNO EN MUCHOS: “Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:1-8. Es pues de nuestro egoísmo primeramente de lo que él nos viene a redimir. Veamos, como, aparentemente el tema central de este pasaje, que generalmente es utilizado en los debates cristológicos, no es la encarnación ni su misterio; sino usar la encarnación como una analogía y un estímulo para crecer en humildad y amor, se hace claro en esta secuencia: conservando el mismo amor- Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria- cada uno de vosotros considere al otro como más importante- Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. La idea es que Cristo no opto por competir con Dios, sino que prefirió servir, amar, abajarse a sí mismo, sacrificarse, reducir su gloria en lugar de exaltarse, espero a que el otro (en este caso Dios) lo exaltara.
A modo de conclusión, veamos este pasaje del evangelio de San Juan, la oración sacerdotal de Jesús, en la que vemos claramente indicado el misterio de la realización de la UNIDAD en DIOS, con el AMOR (Ehad=Ahava); y como está realización es la evidencia de la presencia de Dios en nosotros y de nosotros EN DIOS; según el Salvador, solo de esta manera los hombres pudiesen haber creído en su nombre y haber VISTO A DIOS: “No te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, y que así el mundo pueda darse cuenta de que tú me enviaste, y que los amas como me amas a mí” Juan 17:20-23
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